"En el ADN no hay una relación causa-efecto como se creía hace años; las partes influyen en el todo y el todo en las partes. Su complejidad es
fabulosa, y mantener frente a eso un *reduccionismo ingenuo es absurdo".
***
"Una cosa es divulgar ciencia y otra, ciencia y creencia. Decir que nos enamoramos porque la dopamina sube es una estupidez (para algunos expertos, es justo al contrario: enamorarse hace que suba la dopamina, del mismo modo que consumir un exceso de sal sube la presión arterial, el aumento de la dopamina es un efecto, no la causa; decir que enamorarse es el efecto de una subida de la dopamina sería, en este caso, tan absurdo como afirmar que la presión arterial alta produce un exceso de sal en el organismo).
Enamorarse es más complejo que un subidón de dopamina. Afirmarlo es una
tontería con consecuencias trágicas porque se asume, por ejemplo, que la
depresión es una carencia de determinados neurotransmisores cuando eso
es una mera hipótesis... Entonces a la gente le recetan antidepresivos para dar y tomar, cuando su eficacia es altamente dudosa".
***
"Parece que si pudiéramos medir los niveles de dopamina, serotonina y
vasopresina, podríamos saber si una persona va a tener una estabilidad
de pareja determinada... Una
cosa es que, a la vez que uno vive, haya cambios en los
neurotransmisores y las hormonas, y otra, ver ahí la clave de todo, un
reduccionismo molecular de lo propiamente humano que es ingenuo y
dañino".
"Estas estupideces se dicen, y se publican en revistas importantes. En Science, que se está convirtiendo ya en el Hola científico,
se ha publicado un artículo que asegura que las lágrimas de las chicas que
se emocionan viendo películas tristes hacen disminuir el interés social
de los hombres cuando las huelen. Pero ¿cómo alguien puede hacer un
trabajo tan idiota, y cómo un trabajo tan idiota es publicado en Science y tiene la difusión que ha tenido? Pues porque hay un ambiente
cientificista estúpido que lo favorece. Un ambiente al que no es ajena
la influencia de empresas farmacéuticas".
"Los científicos actuales tienen más conocimientos que Aristóteles, pero no son más sabios que él"
Javier Peteiro
Bioquímico y doctor en Medicina
Jefe de la sección de bioquímica del complejo hospitalario universitario de A Coruña
Autor de "El autoritarismo científico", 2010
*Reduccionismo: teoría filosófica que postula que un todo no es más que la suma de sus partes.
"La creencia neurocientífica de que la generosidad, el amor, Dios, el alma, el altruísmo, la espiritualidad, etc, etc, son fenómenos debidos a la actividad electro-química dentro del cerebro, al menos según la teoría del materialismo eliminativo, se sustenta en una falacia cum hoc ergo propter hoc, pues se infiere que existe una relación causal entre dos o más eventos por haberse observado una correlación estadística entre ellos. Se infiere que dos eventos, A y B, están conectados causalmente porque se dan juntos, que la correlación o relación entre dos implica que uno es causa y otro efecto.
Esto es una falacia lógica porque ―aunque es posible― existen al menos otras cuatro posibilidades:
1) que B sea la causa de A;
2) que haya un tercer factor desconocido que sea realmente la causa de la relación entre A y B;
3) que la relación sea tan compleja y numerosa que los hechos sean simples coincidencias; y
4) que B sea la causa de A y al mismo tiempo A sea la de B, es decir, que estén de acuerdo, que sea una relación sinérgica o simbiótica donde la unión cataliza los efectos que se observan"
Fuente
Me van a permitir que, por una vez, añada una cita sin indicar el autor de la misma, tampoco recuerdo si éstas que voy a transcribir a continuación eran las palabras exactas (supongo que me quedé sólo con el "espíritu" de la letra :-)), pero la leí hace ya muchos años y no recuerdo el nombre del autor ni el texto completo. Sí recuerdo que era una opinión autorizada, no venía de ninguna publicación de corte "esotérico" ni nada por el estilo, dicho esto con mis respetos para los aficionados a este tipo de temas. Les ruego que disculpen la ausencia de más datos. Decía más o menos así:
"El hecho de que, al registrar una emoción se produzca una alteración objetivamente comprobable en el cerebro, no significa necesariamente que esa emoción esté provocada por esa alteración observable, del mismo modo que cuando vemos una hoja agitada por el viento no deducimos necesariamente que esa 'agitación' de la hoja es la que provoca el fenómeno meteorológico del viento, sólo porque ambos, viento y agitación, se produzcan al mismo tiempo".
En otras palabras, correlación no es sinónimo de causalidad.
¿Y Dios? ¿Es también sólo el producto de una conexión neuronal de nuestro cerebro? :-)